En este articulo me gustaría reflexionar sobre los beneficios del contacto con los caballos, la naturaleza y la práctica de la equitación tanto en niñ@s como adult@s.
Un centro Hípico es un pequeño paraíso para los amantes de los animales y del deporte al aire libre. Todas las cuadras suelen tener variedad de animales tales como: caballos, perros, gatos, gallinas, cabras, ovejas, conejos etc… los clientes disfrutan mucho con ellos porque la mayoría vive en la cuidad y no pueden tener animales, pero también a veces ayudan a superar miedos o fobias, como con los perros, por ejemplo. Pasa muy a menudo en casa y siempre me alegra mucho ver como alguien que tenía pánico a los perros se da cuenta de que no pasa nada y son capaces de volver a la cuadra y de al menos ignorarlos. El entorno natural relaja a la gente, el aire libre, el canto de los pájaros, un paseo andando por la finca… permiten recargar las pilas a jinetes y acompañantes. Es un pequeño parón del ritmo frenético que tenemos todos. Ese contacto con la naturaleza es fundamental para nuestro equilibrio interior, somos parte de ella, aunque se nos olvide. Para muchos niños es la oportunidad de conocer los y de aprender muchas cosas muy interesantes.
Los caballos nos hacen ser mejores personas de forma general, y la gente de caballos son muy trabajadores, constantes, empáticos, con espíritu de sacrificio, disciplinados, pero también sensibles y cariñosos normalmente. Los caballos nos dan sus piernas mientras estamos en su lomo con una total devoción y confianza aceptando cada indicación nuestra al milímetro. Si uno se para a pensarlo, creo que no hay nada comparable. El galopar por el campo, los bosques o la playa da un subidón de adrenalina que todo jinete busca y disfruta, así como saltar obstáculos, etc….
La variedad de posibilidades que ofrece la equitación es grande y cada jinete según su personalidad encontrara su disciplina. En los inicios, primero se enseña la base común a todas las disciplinas, luego se va ofreciendo un poquito de cada cosa para dar la oportunidad de conocer, experimentar y ver las habilidades y centro de interés de cada uno. El salto da mucha adrenalina y necesita de una mente competitiva y de sangre fría; trabaja la rápida toma de decisión, los reflejos, la velocidad, control de trancos etc… la doma es más pausada y desarrolla la concentración, son horas de entrenamiento metódico, mucha paciencia, constancia, sensaciones, sutileza …. Los paseos son muy agradables y relajantes, sociales, culturales (a veces) y se trabaja al caballo en terrenos variados reforzando su musculatura, además de ofrecerle estímulos diferentes y quitarles miedos. Refuerzan el vínculo entre jinete y caballo. El raid es una carrera de resistencia para el binomio, donde se tiene que recorrer una distancia larga en un tiempo que sea el adecuado para el caballo, para no sobrepasar los límites físicos y poner su salud en peligro, el jinete aprenderá a orientarse por el campo, a adaptar su velocidad según el terreno tendrá a veces que bajarse del caballo para dejarlo descansar y correr a lado para conseguir terminar la carrera. Los juegos ecuestres desarrollan la habilidad, la reactividad, la psicomotricidad, la perdida de los miedos y se divierten mucho los niños. El abanico de posibilidades es amplio y rico.
Los caballos son animales muy sensibles, nos permiten comunicarnos, pero desde el lenguaje corporal. Aunque nos parezca obvio que sepamos usar nuestro cuerpo; cuando estamos al lado de un caballo por primera vez nos damos cuenta de que no es así. A menudo veo la gente acercarse al caballo por primera vez y no saben qué hacer, suelen levantar las manos de manera brusca y frontal, no dejan al animal el tiempo de olerlos y de ir hacia a ellos. El humano es un depredador, el caballo una presa, y los códigos de conductas y reacciones son muy distintas. El contacto con el caballo permite tomar conciencia de eso, pero también nos obliga a controlar nuestra expresión corporal y a analizar que comportamiento se debe tener para poder entablar una relación basada en la confianza mutua. Los caballos hacen pensar.
La observación del animal y su entorno es clave para entenderlos y poder empatizar con ellos. Intentar pensar como un caballo y poder anticiparse a sus reacciones son unas de las muchas cualidades que debe tener un jinete. Gracias a eso se formará el binomio y se desarrollará un vínculo de confianza que a su vez permitirá progresar en silla.
El jinete cuando monta tiene que empatizar con su caballo, ser capaz de adaptarse a cualquier caballo pudiendo interpretar muy rápidamente el carácter de su montura. Pero también tiene que dominar sus emociones. Los caballos saben exactamente el nivel de energía, de relajación o de tensión del jinete y en función de esto reaccionarán. Un buen jinete no debe llevar a su caballo al límite físico o emocional. Si emprende una pelea tiene que estar muy seguro de poder asumir las consecuencias. El jinete tiene que pensar y buscar estrategias a través de un entrenamiento racional, adaptado, buscando trabajar en el buen humor y la relajación al caballo, siguiendo un entrenamiento metódico, progresivo y regular.
El montar transmite muchas sensaciones físicas y mentales, desarrolla el equilibrio y la musculatura del cuerpo; tanto la psicomotricidad gruesa como la fina. El jinete tiene que buscar la casi inmovilidad encima de un animal en movimiento. El jinete emplea todo su cuerpo y de manera simétrica, tiene que separar el tronco de la pelvis y de las piernas y ver si emplear todo en conjunto o por separado, así como ver la fuerza o presión que tiene que ejercer. El jinete tiene que sentir cuando fluye e influencia de manera positiva a la biomecánica del caballo, consiguiendo equilibrarlo a través de una buena impulsión y contacto. Las sensaciones tienen que ser agradables para el binomio para conseguir una buena relación.
A nivel mental, la equitación ayuda a entender que no podemos controlar todo en todo momento, el dejarse llevar no es siempre fácil. El caballo puede tener reacciones rápidas y violentas a veces, el cuerpo del jinete después de horas de entrenamiento reacciona solo en esos momentos, pero la mente puede agobiarse. Los miedos son un tema que se trabaja muchísimo en contacto con los caballos y practicando la equitación. Y es super gratificante ir quitando los miedos a los alumnos poquito a poco, ayudándolos a entender a los caballos y sus reacciones y superando los miedos. Esa parte es muy importante porque ayuda a mejorar la autoestima y la confianza en uno mismo.
La concentración es otro elemento muy importante que se va mejorando notablemente a lo largo del proceso de aprendizaje. La equitación, al practicarse con otro ser vivo, tiene una complicación añadida: los caballos no salen todos los días igual al trabajo, no son maquinas, tienen días muy buenos, otros buenos y a veces no tan buenos. Puede depender de circunstancias externas (intemperies, jaleo, ruidos extraños, distracciones…) o por el estado de ánimo del jinete o caballo (relajado, exaltado, tenso, enfadado, asustado, rígido, etc….). Ese factor a veces resulta difícil de manejar por el jinete, pero hace trabajar su tolerancia a la frustración, no siempre salen las cosas como uno quiere por mas empeño que le ponga uno en ese momento, pero no quiere decir que no se conseguirá mas adelante.